domingo, 26 de junio de 2011

Analizando Disney: Aladdin

Bueno al grano.

El otro día estuve viendo esta película con mi niña y la cuestión es que mientras los dibujitos cantaban y bailaban me quedé con unos cuantos conceptos que a priori pueden pasar por alto, o en su caso, puede afectar el subconsciente de las criaturas arraigando costumbres en sus tempranos cerebros. Pero bueno, lo escribo solo para echar quizá unas risas y matar el tiempo.

Resulta que Agraba es una  ciudad, la cual el 20% de su superficie, y prácticamente todo el skyline es ocupado por un inmenso palacio en el que viven solo 3 personas.

Estas tres personas no hacen nada respecto a sus labores y mientras que en palacio es de mármol hasta el tiro de la cadena del water, afuera, en el mercado si te afanas una manzana te cortan la mano. Si robas pan, el ejército va a por ti. Esto la verdad, es que no me parece tan raro bien mirado.

El mensaje general de la peli es que la pasta da la felicidad. Que si no eres nadie y no tienes un buen enchufe (un genio de la lámpara por ejemplo) lo mas normal es que acabes en una cuneta y muerto.



El Sultán es el puto amo. Un tío que se pasa toda la peli sin enterarse de nada, con sus juguetes. ¡Claro! Así se dirige un pueblo. Un padre que casa a su hija con el primero que pasa, que no sabe escoger a sus consejeros y vive aislado de su pueblo. Que no duda en cambiar la ley a su antojo para beneficio propio diciendo "¿Soy o no soy el Sultan?" y escogiendo como sucesor a un chaval sin formación política, social ni económica.

El único personaje creíble es el Genio que lo asumo como un maestro ancestral de la física cuántica y Olé. Todos los demás personajes tienen una conducta bastante errática y cuestionable de principio a fin.

Ahora dime que es una peli para niños y tal bla bla bla pero piensa que esta peli la hemos visto todos y a todos nos parecía genial. El malo era el malo Pero a mi me preocupa un poco a veces como banalizamos la vida, el amor y la muerte desde tan temprana edad. Es normal que al crecer tengamos que reaprender todas nuestras conductas.

Lo raro parece ser, cuestionarlo.


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